—Otro cuestionamiento: su papel durante la pandemia. No voy a negar las precarias condiciones en las que se enfrentó la crisis. Al inicio teníamos solo 100 camas UCI. Ese dato es apabullante. Sin embargo, las cifras revelan que el Perú tuvo un altísimo número de muertes. ¿Asume alguna responsabilidad política por ellas?
—Yo asumo una responsabilidad política en general por todo lo que se pudo hacer de más durante la pandemia.
—Le he preguntado por la gran cantidad de decesos.
—Es una… o sea, hemos puestos todo nuestro esfuerzo…
—¿No asume entonces?
—Sí, por supuesto. Todos los funcionarios, desde el presidente, los ministros, los médicos, el personal de salud, pusimos nuestro máximo esfuerzo y en todo el mundo ha habido una cantidad significativa de muertos.
—No es cabeza de lista, no es cabeza de lista. Ya hay un informe actualizado de la OMS en donde ya empiezan a modificarse esas cifras en función de le evaluación que está haciendo la propia OMS.
—Una de las cabezas de lista entonces. No es un consuelo…
—Por eso le digo, se ha puesto todo el esfuerzo para enfrentar…
—¿Hay algo que hubiese querido hacer mejor en ese momento?
—Hay temas… por ejemplo, tuvimos un gran problema con la falta de oxígeno, por una norma del 2010.
—Ahí le echa la culpa a otro gobierno.
—No, no, no, no, no. Es que… nos tomamos -por decir- tres meses en corregirla. Esa norma que dificultaba una atención oportuna de nuestro gobierno venía del 2010, pero debimos evidenciarla y corregirla no en tres meses sino en quince días. Nos dimos cuenta de esa dificultad cuando el oxígeno ya faltaba. No sabíamos que el consumo de oxígeno se iba a multiplicar entre ocho y diez veces. Fue muy elevado en esa época de pandemia y el sistema de abastecimiento solo podía atender de dos a tres veces la cantidad normal de requerimiento. Cuando se multiplica por ocho y diez, hay un déficit. Esa norma debió dejarse sin efecto, no cuando ya faltaba el oxígeno, sino con anticipación. Claro, en retrospectiva, usted me dirá: ¿por qué no lo hicieron? Porque nadie sabía que (la demanda de oxígeno) se iba a multiplicar por ocho. Se debió corregir con mayor agilidad.
—¿No hubo demora en la adquisición de las vacunas?
—Ahí no hubo demoras. Ya se tenía memorándums de intención.
—¿Y en la política de adquisición de pruebas?
—No, no. Se ha hecho exactamente lo que estaba disponible en ese momento. Las rápidas y las moleculares, las dos, se compraban en función de la oferta que había y en función de la capacidad de procesamiento.
—¿Le podría decir a quienes lean esta entrevista algo autorreflexivo sobre su conducción del país durante la pandemia?
—Mi accionar y el del gobierno lo dábamos a conocer todos los días, dábamos nuestras acciones directamente a la población. Tres años después, uno puede evaluar y decir por qué no se hizo mejor esto o aquello. Sí, seguramente. Pero, en ese momento, se reunió a un comité de expertos con epidemiólogos reconocidos, con sociólogos. Se convocó a todos los que conocen del tema.
—¿Lo traicionó el miedo y por eso se vacunó antes?
—No, no, eso no fue en absoluto. Eso fue participar en esta… o sea, la responsabilidad superaba cualquier temor. He recorrido todo el país, he entrado en todos los hospitales.
—¿Se arrepiente de haberse vacunado en ese momento?
—Lo que sí, debió haberse anunciado inmediatamente, hacerlo de conocimiento público. Entonces, recibir esa dosis y no hacerlo público fue un error. Debió haber habido absoluta transparencia. En esa fase dos (del estudio de la vacuna), la primera ola ya estaba en la parte más baja. Se ha trabajado siempre buscando lo mejor para el país. Pero, claro, ese acto debió ser público.
—¿Por qué no lo hizo público? Por lo general, cuando alguien no hace pública una decisión de esa naturaleza es porque sabe que lo que está haciendo es incorrecto.
—No, no, no, no. Fue porque estaba en pleno proceso de evaluación la fase tres de este proyecto de vacuna. Se determinó hacerlo público apenas concluya. Tal es así que cámaras de Palacio tomaron registros gráficos y visuales para tener ese material. Se tenía esa intención.
—¿Es consciente de que por eso usted perdió parte importante de su capital político?
—Sí, seguramente, claro que sí. Y uno tiene que asumir las consecuencias de sus actos.
—Tiene un nuevo emprendimiento político: Perú Primero. Están por inscribirse, ¿correcto?
—Sí, la próxima semana vamos a presentar al Jurado Nacional de Elecciones las últimas observaciones pendientes.
—El problema es que sobre usted pesa una inhabilitación por parte del Congreso.
—Perú Primero pretende ocupar un espacio que está libre. Es un espacio de centro progresista, nacional, que busca ser democrático, no solo porque participa en elecciones sino por sus decisiones internas. Va a participar en la vida política con Martín Vizcarra o sin él. La razón de ser del partido no es una candidatura. Pero, en efecto, estoy inhabilitado por el Congreso. He presentado un amparo contra el Jurado Nacional de Elecciones por no haber entregado la credencial de congresista. Y contra el Congreso por haberme inhabilitado sin sentencia. Han caminado a diferentes velocidades. Un amparo ya está en el Tribunal Constitucional. Otro está esperando en primera instancia en el Poder Judicial.
—Hay para largo, entonces.
—Depende. El Poder Judicial a veces avanza muy rápido y en otras se toma mucho tiempo. Yo espero una decisión, que decida de una vez. Finalmente, existe la justicia nacional y supranacional. Ya he recurrido a la Corte Interamericana. Ha acogido mi amparo, pero ellos se van a pronunciar una vez se agote el proceso interno.
—En paralelo, tiene un proceso activo. La Fiscalía presentó acusación en su contra por cohecho pasivo propio, por su gestión como gobernador regional de Moquegua, con un pedido de 15 años de prisión por dos hechos: el proyecto Lomas de Ilo y el proyecto Ampliación y Mejoramiento Hospital de Moquegua. Según esta acusación del fiscal Juárez, recibió 2.3 millones de soles. ¿Qué dice al respecto?
—Que la investigación preparatoria comienza en octubre de 2020. Se pretendía sostener que habíamos cometido cuatro delitos: asociación ilícita para delinquir, colusión agravada, usurpación de funciones y cohecho pasivo impropio. Después de dos años, esos cuatro delitos han sobreseído.
—Igual lo han acusado de cohecho pasivo propio.
—Claro, pero en este tiempo ha habido peritajes hechos por el Ministerio Público y no ha habido afectación para el Estado, no ha habido ningún desbalance patrimonial. Por eso, esos cuatro delitos se archivaron, aunque fueron la justificación para mi vacancia.
—Igual, la acusación existe.
—Existe por un nuevo supuesto delito que, estoy seguro, en esta etapa vamos a demostrar que no hay argumento alguno. Ni nos han notificado la acusación.
—Ahora bien. Le convendría un adelanto de elecciones porque en el 2026, con el juicio empezado, su situación legal podría ser distinta, ¿correcto?
—Mire, yo siempre actúo en función de lo que es mejor para el Perú. Yo creo que debería haber adelanto de elecciones para superar la crisis política más grave de los últimos tiempos, no en función de si podría o no participar. No voy a supeditar las decisiones que se tomen a partir de lo que me conviene a mí o a Perú Primero.
—Está de acuerdo con las elecciones adelantadas, entonces.
—Conviene, porque el Congreso tiene el 90% de desaprobación, la presidenta y el gobierno tienen el 75% de desaprobación. Es decir, se ha perdido toda legitimidad, hay una convulsión en el país, hay una enorme baja de la productividad, hay regiones completamente paradas.
—Si el Congreso decidiera no adelantar elecciones, ¿Boluarte debería renunciar?
—Sí, esa sería la única forma si es que el Congreso decide no adelantar las elecciones para que, a través del artículo 115 de la Constitución, y ante la renuncia de la presidencia y sin vicepresidentes, se convoque inmediatamente a nuevas elecciones.