Tras ser señalado en presuntos actos de corrupción, las voces de vacancia y renuncia presidencial comenzaron a oírse con más fuerza. El mandatario confía en que no se obtengan los votos y, mientras tanto, se acerca a alcaldes, políticos y al sector empresarial. En el Congreso se estarían pagando favores.
Desde el pasado sábado 27 de febrero, cuando se conocieron las declaraciones de Karelim López, el presidente Pedro Castillo, junto a sus ministros y asesores, analizaron las estrategias a seguir para enfrentar las iniciativas que buscan retirarlo del cargo. La principal fue crear un muro de respaldo desde el gabinete y que los ministros involucrados aclaren la situación.


Antes ya se había considerado la salida de Juan Silva del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, pero tras las recientes imputaciones se había dejado de lado. No obstante, al evidenciar la posición favorable del Congreso para su censura, Castillo procedió a retirarlo.

Según fuentes palaciegas, la salida era “inevitable”, aunque el presidente seguía confiando en él y en su gestión. La designación del chotano Nicolás Bustamante, ex secretario general de la cartera, en su reemplazo demuestra ello. Indican que esta posición también la tiene con el ministro de Salud, Hernán Condori, pero su permanencia dependerá de la relación que se mantenga con el Parlamento, que apunta a censurarlo.