Soberón menciona que en su segunda gestión en Devida aplicará estrategias que no se hicieron antes para erradicar los cultivos de coca. Señala que la erradicación focalizada y sostenible y el pacto social y ciudadano deberán ir acompañados de una profunda reforma de la Enaco. También refiere su decisión de atacar el crimen organizado.
La población sigue denunciando la existencia de grandes cultivos de coca en Ucayali, el Vraem, el Alto Huallaga, Pichis Palcazu, etc. ¿Cuál va a ser la estrategia para enfrentar esta situación?
Queremos asegurar que las acciones de erradicación sean hechas de forma sostenible, que la hectárea erradicada no sea resembrada y que sea inmediatamente atendida por los programas de Devida y de otros sectores del Estado. Esa sincronización no ha ocurrido en los últimos treinta años. A lo que se han dedicado es a cumplir una meta física sin importar que esas hectáreas erradicadas sean resembradas en las mismas o en otras zonas del país. Ese es el criterio que tenemos.
Claro, una política antinarcóticos no puede ser solo erradicación y control de insumos químicos, pero tampoco se ha hecho interdicción aérea.
El Estado no tiene los medios para hacer el mayor daño a la criminalidad internacional. Es objetivo de esta gestión volver a tener recursos frescos, pero también el apoyo de los países que consumen la mayor cantidad de cocaína de América del Sur, para detener este flujo aéreo. Lamentablemente algunos cooperantes tienen reparos sobre el derribo aéreo. En los próximos días tendré una reunión con el ministro del Gobierno de Bolivia para fortalecer la coordinación entre autoridades aéreas y permitir la captura en tierra de las avionetas que llegan al país a cargar cocaína.
Todavía es posible la lucha contra el narcotráfico en el Perú. Me gustaría escucharle una propuesta novedosa.
Tenemos una oportunidad única, y es que la pandemia ha generado una crisis agraria de forma tal que estamos en capacidad de proponerle a los 160 mil productores de hoja de coca que habrían en el Perú la oportunidad de tener un pacto social y ciudadano vinculante con el Gobierno. Por primera vez en 50 años de guerra contra las drogas el Perú le lanza una propuesta a cambio de reducir voluntariamente los cultivos de coca y no permitir en los territorios pozas y laboratorios, evitar la deforestación y la emisión de carbono. Creemos que en el Vraem podemos lograr mil hectáreas reducidas voluntariamente en un año y al finalizar el Gobierno del presidente Castillo reducir de 27 mil actuales a 22 mil hectáreas de coca. Para eso vamos a ir al Vraem a concertar.