En su primer mensaje a la naciĆ³n, el presidente Pedro Castillo sorprendiĆ³ a congresistas, invitados, televidentes e internautas cuando anunciĆ³ que no gobernarĆ” desde Palacio de Gobierno y que convertirĆ” dicha sede en un museo del prĆ³ximamente renombrado Ministerio de las Culturas. No dijo, sin embargo, en dĆ³nde iba a sostener sus despachos o reuniones de trabajo.
Han pasado ya tres dĆas desde el inicio de funciones del nuevo Ejecutivo y casi todo el paĆs, a excepciĆ³n, probablemente, de los que rodean al mandatario, no saben desde dĆ³nde Castillo Terrones estĆ” despachando ni con quiĆ©n se estĆ” reuniendo. Es por eso que, para el abogado constitucionalista Luciano LĆ³pez, el jefe de Estado āno solamente estĆ” incurriendo en una falta administrativa, sino tambiĆ©n en delito de omisiĆ³n de funciones (artĆculo 377 del CĆ³digo Penal)ā, ademĆ”s de que estĆ” haciendo caso omiso del principio de transparencia.
āLo que sucede es que la Ley 28024, que es la ley que regula la gestiĆ³n de intereses, mĆ”s conocida como la āLey de lobbyā, establece, en su artĆculo 16, que todo funcionario pĆŗblico, y a su vez el artĆculo quinto enumera quiĆ©nes son esos funcionarios, entre ellos indudablemente el presidente de la RepĆŗblica, estĆ” obligado a tener que despachar en su sede institucionalā, explica LĆ³pez. En este caso, la sede es Palacio de Gobierno.
āPero ojo, no es que no se les permita despachar fuera de su sede institucional. Lo que dice la ley es que, si es que van a despachar fuera de su sede, tienen que seƱalar con quiĆ©n y lo concerniente a ese despacho. Exactamente lo dice el nĆŗmeral 16.3. de la Ley 28024ā³, agrega.
Esa misma norma establece, en su artĆculo 16.1, que las entidades pĆŗblicas, entre ellas el Ejecutivo, cuentan con un Registro de Visitas en LĆnea en formato electrĆ³nico en el que āse consigna informaciĆ³n sobre el nombre de las personas que realizan la visitaā.
AllĆ debe estar la identificaciĆ³n del visitante, āpersona natural o jurĆdica a la que pertenece o representa, funcionario o servidor pĆŗblico a quien visita, cargo que este ocupa dentro de la entidad, motivo de la reuniĆ³n, y hora de ingreso y salidaā. āLa informaciĆ³n que brinde el visitante a la entidad pĆŗblica para el Registro de Visitas tiene carĆ”cter de DeclaraciĆ³n Juradaā, se precisa.
No obstante, en el Portal de Transparencia, desde el 28 de julio, no hay ninguna visita registrada al presidente Pedro Castillo, a pesar de que, como se ha visto en los medios, se ha estado juntando con sus ministros. Por ejemplo, la noche del 29 de julio, Pedro Francke (cuando aĆŗn no juraba para encargarse de la cartera de EconomĆa y Finanzas) llegĆ³ al inmueble de BreƱa para conversar con el mandatario, reportĆ³ la prensa. Ese encuentro no estĆ” consignado, como los otros tantos que ha tenido Castillo Terrones en estos dĆas de su mandato.
āĆl tendrĆa, en todo caso, que mudar la sede y la mudanza no se hace por un acto unilateral. (...) El presidente no es un rey. Es el mĆ”s alto funcionario de la naciĆ³n. Pero es el primero que estĆ” obligado a cumplir con el principio de transparencia. Desde el 28 de julio, estĆ” incumpliendo la ley. Ha decidido simplemente que Ć©l va a despechar desde el inmueble en el que estĆ” reuniĆ©ndose a vista y paciencia de todo el mundoā, manifiesta LĆ³pez.
OpiniĆ³n similar tiene la abogada Elena Alvites, profesora en la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad CatĆ³lica del PerĆŗ (PUCP): āEl Palacio de Gobierno es un espacio de trabajo. No es obligatorio vivir allĆ, pero sĆ despachar desde allĆ en tanto es el espacio que estĆ” organizado para recibir visitas, reuniones y que estas, sobre todo, queden registradasā, expresa.
āSi Ć©l ha decidido (cambiar la sede), y que tampoco es sencillo, (...) hasta que eso se dĆ©, a mi juicio, Ć©l deberĆa despachar en Palacio de Gobierno para cumplir con las normas de transparencia y quede visibilizado con quiĆ©n se reĆŗne, quiĆ©n lo visitaā, aƱade. āCreo que estĆ” a tiempo de enmendar la situaciĆ³n y ajustarse a las normas de principios democrĆ”ticos que es la transparencia en la gestiĆ³n. Mientras mĆ”s transparente, mientras mĆ”s se conozca cĆ³mo se gestiona la gestiĆ³n pĆŗblica, un Estado es mĆ”s democrĆ”tico tambiĆ©nā, argumenta.